Distancia: 11,2 Km
Desnivel [+]: 51 m
Desnivel [--]: 51 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 4
Desnivel [+]: 51 m
Desnivel [--]: 51 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 4
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
Unos amigos no conocían el Palmeral de Elche y programé este recorrido para visitar un gran número de ellos, porque, al contrario de lo que pensaban, no existe un único palmeral, sino muchos.
En su conjunto, alcanzan las 300.000 repartidas por todos los huertos del término municipal, lo que lo convierte en el palmeral más grande de Europa, ocupando unas 500 hectáreas y es también uno de los más grandes del mundo, solo superado por algunos palmerales árabes.
Los primeros musulmanes que se asentaron en Elche siguieron la misma táctica de protección con palmeras de sus huertos de sus antecesores los fenicios, íberos y egipcios, dándoles sombra y humedad, y aumentaron la plantación.
Con Abderramán I se hizo la gran red de acequias que ha perdurado hasta nuestros días.
El primer precedente de interés de por la protección del Palmeral se produce ya en 1265 con la reconquista de Jaime I, que al parecer evitó que fueran arrasadas durante la conquista de la ciudad por ser asociadas como elemento identificativo de la cultura islámica.
Al llegar a Elche, aparcamos en la explanada de la Universidad Miguel Hernández.
Elche es la capital del Bajo Vinalopó, la segunda ciudad más poblada de la provincia de Alicante, la tercera de la Comunidad Valenciana y la decimonovena de España.
Tiene sus raíces en el nombre Ilici, un término que data de la época íbera, cuando los habitantes originarios de estas tierras fundaron un asentamiento en lo que hoy conocemos como La Alcudia, a unos kilómetros al sur de la actual ciudad.
El actual emplazamiento de Elche fue fundado por los musulmanes hacia los siglos VIII y IX, y fueron estos quienes aprovecharon las palmeras, delimitando con estas los huertos de otros cultivos y estableciendo un sistema de acequias y regadío que aún podemos ver hoy en día.
Nos cercamos al primero de los huertos de la ruta, el de la Torre del Vaillo. Es llamado así por tener una torre de vigilancia en su interior, muy común en la época para protegerse de los temidos piratas berberiscos que saqueaban toda la costa.
Es una construcción de planta rectangular, con cuatro alturas levantadas en mampostería (pero reforzadas con sillería en los vértices) y finalizada en el siglo XVI.
Se puede visitar los sábados y domingos de 10 a 14h y desde su parte superior, a la que se accede por una escalera de caracol, se tienen unas vistas impresionantes del palmeral.
Dentro del palmeral está situado el Conservatorio de Música y frente a la torre se levanta una pequeña ermita con espadaña que estaba cerrada.
Salimos por otra puerta y tras un corto paseo por el Camino del Pantano, cruzamos para visitar el Huerto de la Molinera, dedicado en gran parte a albergar los viveros municipales, con multitud de plantas con las que después se decoran los parques y jardines de la ciudad.
En él se reproducen varias especies de palmeras a través de hueso de dátil que luego se trasplantan donde sean necesarias.
A diferencia de lo que muchas personas piensan, la palmera no es un árbol, sino una planta monocotiledónea, es decir, que tienen semillas en un único cotiledón como el tulipán, el trigo y el maíz, entre otras.
También hay ejemplares de palmera Washingtonia flilifera, originarias de la zona suroeste de Estados Unidos (en el sur de California, el suroeste de Arizona) y el noroeste de México. De troco delgado, en condiciones buenas para su crecimiento, alcanzan hasta 23 metros de altura.
En el extremo noroeste se encuentra el Mirador del Valle Trenzado y la Acequia Mayor, con bonitas vistas al río, desde el que se puede ver un trenzado de pasarelas que une los huertos tradicionales con la zona de expansión de la ciudad, que con este proyecto recuperó las huellas del tránsito peatonal anteriores a las obras de encauzamiento que en los años 70 sesgaron definitivamente la continuidad del barranco de Elche.
La Acequia Mayor es un azud de la época romana y perfeccionado por los árabes, que capta el agua del río Vinalopó desde una presa construida en su cauce, más abajo del actual embalse, para distribuirla por gravedad hasta los huertos, por medio de partidores y canales secundarios.
Aquí se sitúa el partidor móvil, de origen musulmán, mejor conservado de todo Elche.
En el centro del huerto hay unos estanques de agua para delicia de los patos y palomas que lo habitan. Más al sur, se encuentra la Escuela Infantil de Tráfico, seguida de un circuito de educación vial, que al parecer solo está abierto los fines de semana.
Continuamos por la Senda de los Dragos Centenarios, que entre palmeras exhiben su monumental porte.
Salimos hacia la rotonda en la que se rinde homenaje a la Dama de Elche, escultura del artista Arcadi Blasco (Mutxamel, 1928-2013) realizada en cerámica en 1987.
Cruzamos por ella la avenida que nos separa de la estación de cercanías de Elx-Parc (Elche Parque) y nos dirigimos al Hort de Vicentet.
Tiene una extensión de 15.635 m² y cuenta con 533 palmeras. Este huerto perteneció al Conde de Casa Rojas y en parte de sus terrenos se construyó en 1864 la estación de ferrocarril, hoy día soterrada, también alberga edificios de la UNED, el Centro Cívico Candalix y la mítica fábrica Harinas Serrano, operativa desde 1896.
Cruzamos el aparcamiento Candalix y nos internamos en el Parque Municipal por la puerta que queda cerca de la Bandera de España, de grandes dimensiones. Nada más entrar nos encontramos una de las acequias que recorren el parque.
Un poco más adelante nos encontramos con la Fuente de la Glorieta, llamada así porque antes de replicarla aquí estuvo en ese emplazamiento.
Está compuesta por un total de 46 copas de color rosado, todas ellas réplicas exactas de la fuente que durante años fue contemplada en el centro de la ciudad.
Justo enfrente se encuentra la Palmera de la Font, espectacular conjunto de ocho brazos, cedida en el 2013 por la familia Rico Román para la ampliación hacia el este del Parque Municipal.
Tiene una gran envergadura, 4 metros de diámetro y 7 de altura, lo que hizo necesaria una estructura metálica para sustentarla durante el traslado y con ella se ha quedado.
Cerca se encuentra la singular palmera El Tirachinas, llamada así porque a un metro del suelo el tronco se bifurca en dos brazos, que crecen paralelas, adoptando forma de Y.
Paseando entre las palmeras, salimos a la parte noroeste del Parque para asomarnos a contemplar el río Vinalopó desde el puente del Ferrocarril, construido en 1975 sobre otro de hierro de 1883. Llevaba muy poca agua, encajada en un estrecho canal de la rambla.
Este río nace en la Sierra de Mariola, donde tuve la ocasión de conocer sus fuentes en esta excursión. Tras recorrer 96 Km, desemboca en el mar Mediterráneo, atravesando las Salinas de Santa Pola.
Al volver a entrar en el palmeral, pasamos junto al Molí del Real, un molino harinero del siglo XVIII, aunque de probable origen islámico, convertido en uno de los elementos identificativos del Parque Municipal y de la ciudad, con el conjunto de contrafuertes y arcos de medio punto, visible en la ladera del río. Varias ruedas de molino lo decoran. Reformado en los ochenta, en él se ubica la Asociación de Bellas Artes de Elche.
Pasamos junto a una estatua homenaje al payaso Fofó, que parece estar diciendo ¿Cómo están ustedes?. Le sigue un estanque con patos y palomas, al que los niños vienen a darles comida. Giramos a la izquierda y nos acercamos a contemplar la Palmera de Don Diego, llamada así porque fue cedida por el industrial Diego Fernández Ripoll, alcalde de la ciudad entre 1924-25 y 1930-32.
Se plantó aquí en 1945, un año antes de abrirse el Parque al público. Le brotaron cinco brazos, aunque en la actualidad solo le quedan cuatro.
A pocos metros se encuentra la palmera conocida como El Candelabro, que como era de esperar, su nombre obedece a que, a unos cuatro metros de altura, le brotan cinco brazos, pero no repartidos alrededor del tronco, que sería lo normal, sino alineados en dos extremos opuestos y a la misma altura, a modo de candelabro judío (menorá).
Se estima que solo una de cada 30.000 palmeras presenta características similares a ésta, de ahí su singularidad.
Pasamos junto a una fuente con un delfín en el centro y a continuación otra alargada que recuerda a la famosa del Patio de la Acequia en el Generalife. En el otro extremo se encuentra un curioso y emblemático edificio conocido popularmente como "el huevo", fue construido en 1946 para la exposición provincial, más tarde funcionó como museo arqueológico, en él llegó a exponerse en 1965 el busto original de la Dama de Elche.
Actualmente alberga el centro de recepción de visitantes. Mediante pantallas táctiles y una proyección audiovisual, se ofrece una completa introducción de la ciudad.
En dirección al templete, pasamos por donde estaba la palmera La Francisca, de unos 17 metros de altura, que hubo que talar en el 2016 por estar infectada de picudo rojo, la plaga más dañina originaria de Asia tropical.
Las larvas de este escarabajo volador viven y escarban en el interior del tronco y la copa de la palma para alimentarse, causando mucho daño, a menudo hasta el punto de la muerte de la palmera y la caída total o parcial de copas y palmas sobre espacios públicos.
Dejamos el palomar en forma de torre y pasamos por donde estaba la Palmera del Colom, desaparecida el 22 de abril de 2019 tras un temporal de lluvia y viento.
Con una altura de más de 10 metros, su singularidad estribaba en el desnivel de su tranco, con una distancia de separación de 5 metros entre las raíces y la balona.
Un poco más adelante, llegamos al lugar donde estaba situada la palmera La Centinela, considerada como la más alta del Parque, tenía 25 metros de altura y más de 200 años. Murió como consecuencia de la gota fría de septiembre de 2019.
Continuamos por el Hort de Baix y el Hort del Xocolater, donde se celebran eventos en su explanada. Cuando pasamos había una carpa que estaba completamente llena de nichos de un colegio.
También suelen instalar el Festival Internacional de Cine Independiente y en Navidad se instala el Belén Viviente de Pobladores Elche, y en Semana Santa, es parte del recorrido de la representación de La Pasión de Elche.
Giramos hacia el Hort Madredeu, en busca de otra palmera singular, El Tridente, ejemplar único que recibe su nombre de los tres brazos, de similar tamaño, que surgen de forma simétrica de su tronco, a unos tres metros del suelo.
Es muy difícil encontrar una palmera con ese número de hijuelos a esa altura y distribuidos de forma tan simétrica, demostrando lo caprichosa que puede ser la naturaleza.
Salimos de Parque Municipal por la puerta cercana a la Oficina de Turismo y nos dirigimos a la Plaza Eras de Santa Lucía, donde se ubica el Convento que le da nombre, del siglo XVI, y los Baños Árabes.
Un poco más adelante, llegamos a la Plaza de la Mercé, donde se encuentra la Palmera Bonica, que está considerada como la más bonita entre las datileras que no tienen brazos.
Este título honorífico se debe a la cantidad de palmas que produce, con hojas de raquis recto sin apenas curvatura, ramas planas y lisas con multitud de foliolos que crean una sombra muy frondosa.
Desde hace años solo la podan aquellos palmereros que son «más finos» en sus trabajos y que saben interpretar la belleza de dicho ejemplar dejándole la palma justa para que se asemeje a una sombrilla con una inclinación de unos 90 grados.
Nos acercamos a la Plaza de Santa Isabel, donde se encuentra la Torre de la Calahorra, fortaleza de planta cuadrada, de estilo islámico-almohade construida en el siglo XII durante el periodo andalusí como torre de vigilancia dentro de su emplazamiento como parte de la muralla defensiva.
Ha sido sede de la Subdelegación de Gobierno. En la actualidad alberga exposiciones de carácter eventual.
De allí, nos acercamos a la Basílica de Santa María, que fue construida sobre la antigua mezquita de época musulmana, entre los siglos XVII y XVIII. Es un claro ejemplo del barroco español. Las obras se iniciaron en 1672, tiene tres bellas y durante la guerra civil, fue parcialmente destruida.
Su torreón alcanza una altura de 37 metros, y para llegar a la parte más alta debemos subir por una escalera de caracol desde la que se tienen unas vistas panorámicas de lujo de los palmerales y toda la ciudad.
Como dato curioso, desde esta torre se lanza, cada 13 de agosto, una gran palmera de fuegos artificiales conocida como Palmera de la Virgen, durante la Nit de l’Albà (noche de la alborada).
También, en el interior de la Basílica de Santa María, los días 14 y 15 de agosto se representa el Misteri d’Elx, Patrimonio Inmaterial de la Humamidad. Es un drama sacro-lírico que recrea la muerte, asunción y coronación de la Virgen María, ha sido representada desde el siglo XV hasta la actualidad.
Bordeando la basílica, cruzamos la Plaza del Congreso Eucarístico y nos acercamos a contemplar el Palacio de Altamira, o Alcázar de la Señoría, que es lo más parecido que tiene Elche a un castillo.
Según las investigaciones, esta fortificación fue construida en torno a una de las torres de la muralla medieval, que pasaría a ser la Torre del Homenaje.
De la muralla apenas quedan vestigios, pero sí que podemos visitar el interior del Palacio de Altamira y gran parte de su paseo de ronda y sus torres, desde donde se obtiene una perfecta panorámica del Palmeral.
El palacio como tal, y residencia del primer señor de Elche, Gutierre de Cárdenas, fue construido a finales del siglo XV, aunque se cree que se levantó sobre una fortaleza anterior datada entre los siglos XII y XIII.
En el siglo XX, la Torre del Homenaje fue utilizada como prisión, ahora forma parte del Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE).
De allí, nos asomamos de nuevo al río Vinalopó, ahora por el Puente de Altamira, construido en 1963, facilitó la expansión urbana y mejoró las comunicaciones entre ambos márgenes del Vinalopó.
Desde el puente descendimos al bello paseo que recorre la ribera izquierda del río Vinalopó, pasando junto a unas ruinas y seguimos el sendero que acompaña al río hacia el mar, que de aquí está a unos 15 km. Este lugar es muy frecuentado por deportistas y paseantes.
Pasamos bajo la Pasarela del Mercado y un poco más adelante, bajo el Puente de Canalejas, de 1913, con una bóveda de 50 metros de longitud. Fue el primero de España levantado con un solo arco de hormigón armado.
Un poco más adelante, pasamos bajo el Puente de Santa Teresa, construido en 1742, fue el primer puente de Elche sobre el Vinalopó.
Le sigue la Pasarela Pintor Vicent Albarranch y enseguida el Puente de la Generalitat y el Acueducto de Riegos de Levante, construido en 1923, es patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Aquí abandonamos el río, subiendo a la parte superior por el camino que sale a la izquierda. Desde allí continuamos hacia el Hort de les Portes Encarnaes, plagado de palmeras y en fase de rehabilitación.
Giramos a la izquierda y tras recorrer una calle, llegamos al Hort del Cebo o Sant Josep, que bordeamos hasta alcanzar la Torre de Ressemblanch, construida entre finales del siglo XVI y principio del XVII, su función era controlar la zona sur de Elche.
Pasamos frete al antiguo matadero municipal, convertido ahora en el Centro de Cultura Contemporánea l’Escorxador y, cruzando una rotonda, llegamos al Parque del Huerto del Monjo.
Antes pasamos junto a la palmera La Tombá del Mur, llamada así porque presenta una fuerte inclinación desde su primera etapa de crecimiento hasta el punto de estar apoyada en el muro perimetral de la finca, sin el cual no podría existir. Esta palmera es muy bella y singular.
En el Hort del Monjo, tomamos el tentempié de mediodía, entre palmeras, junto a un pequeño y bello estanque. Reanudada la marcha, nos dirigimos hacia el norte a conocer la Palmera del Forat.
Este ejemplar presenta un orificio en el centro del tronco, pero a pesar de que el agujero (forat en valenciano) lo atraviesa de un lado a otro, tiene un excelente estado de salud. Las datileras son capaces de soportar grandes heridas y seguir vivas.
De regreso, en el corazón del Hort del Monjo, la naturaleza ha sido verdaderamente caprichosa. Oculto entre las palmeras se encuentra el famoso Árbol del Hombre Muerto, uno de los elementos más curiosos del Palmeral.
Se trata de un ejemplar de ombú, cuyas raíces nos sorprenden con esta curiosa morfología: según el ángulo en el que se divise, un cadáver de un ser humano boca abajo se encuentra delante de nosotros, como por arte de magia, o más bien por un efecto óptico.
Cruzamos la calle Curtidores y nos adentramos en el Huerto de Pontos encontramos la Pipa Real, la más tumbada del Palmeral ilicitano y a pesar de sus cerca de 9 metros, se puede acceder fácilmente a su copa, al tener gran parte del mismo a ras del suelo.
Este ejemplar creció de forma vertical, pero un día se cayó y siguió creciendo en esa posición, al tener sus raíces bien cogidas al suelo.
Continuamos hasta alcanzar La Pipa de Sempere. Esta es posiblemente la palmera “pipa” más larga de Elche y recibe su nombre del huerto en que se encuentra.
Se trata de ejemplares que en un momento de su crecimiento comienzan a tumbarse, sin llegar a caer, para retomar su crecimiento vertical años después.
Es habitual apuntalar su base con un tronco seco de otra palmera para que no caiga.
Proseguimos, en dirección norte, hacia la Casa de l'Hort dels Pontos, una de las ultimas casas que mantiene todavía una estructura tradicional, una casa de campo unifamiliar con raíces en las antiguas alquerías árabes.
A modo de museo etnológico, exhibe muebles de más de un siglo, que nos sumergen en la actividad diaria que tenía un huerto en producción entre palmeras.
Unos metros más hacia el norte, en pleno corazón del Palmeral, descubrimos El Araceli, una palmera ejemplar que debe su nombre al presentar cierta similitud con el Araceli, uno de los aparatos aéreos de la representación del Misteri d’Elx, encargado de subir al cielo a la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad. es una réplica con sus brazos de la Palmera Imperial cuando era del mismo tamaño.
Salimos por el extremo noreste del huerto, justo donde se encuentra otra palmera, ésta de lo más curiosa, llamada El Tornillo. El crecimiento en espiral de esta palmera ha creado unas curvas muy pronunciadas en su tronco, características que la sitúan como uno de los ejemplares con formas más caprichosas del Palmeral.
No se conoce el motivo por el que un ejemplar que crece recto a una cierta altura empieza a experimentar disfunciones de este tipo.
Tiene una superficie de 12.000 m². En su interior se ubican armoniosamente alrededor de 1000 palmeras, en su mayoría datileras, y toda una serie de plantas mediterráneas y tropicales distribuidas en un ambiente de tranquilidad y reposo donde las palmeras, auténticas protagonistas del jardín, le confieren su particular aspecto.
También se puede disfrutar, ordenados alrededor de un aljibe y estanques, sus espléndidas colecciones de palmáceas y cactáceas, procedentes de todos los rincones del mundo, con multitud de especies adaptadas a nuestro clima. Además de las palmeras, crecen otros cultivos típicos del Mediterráneo español, como limoneros, naranjos, granados, algarrobos y azofaifos, junto a otras de clima subtropical que a través del tiempo han ido confeccionando una bella colección de plantas procedentes de los lugares más exóticos.
Los que allí estaban trabajando nos contaron que cuenta con dos jardineros permanentes, pero que pueden llegar a seis en momentos puntuales.
En su interior se encuentra la Palmera Imperial, la reina absoluta del Palmeral y ejemplar único en su especie.
Debe su nombre a la emperatriz Elisabeth de Austria, la popular Sissí, que quedó maravillada cuando la contempló en otoño de 1894.
El espectacular conjunto está formado por una palmera macho y siete hijuelos o brazos que han crecido de forma simétrica del mismo tronco, a una altura de 1,50 m, del que se alimentan. Tiene un peso de unas 10 t, y una edad de unos 165 años.
Un busto de la Emperatriz se encuentra en la cara norte de la Palmera Imperial y en un recinto se exponen fotos de la palmera a lo largo de su historia.
Además de esta majestuosa palmera y otras menos singulares, podemos ver una gran variedad cactus y otras plantas, traídas de diferentes partes del mundo.
Tras la visita al Huerto del Cura, rodeamos el recinto y nos dirigimos al Hort del Gat, en el que está previsto se instale el Centro de Interpretación y Recepción de Visitantes del Palmeral.
Cruzamos el Hort de Villa Carmen, denominación que le viene de haber estado situada en él la Finca Villa Carmen, reconocida por ser lugar de encuentro y homenaje a los visitantes ilustres de Elche durante el primer cuarto del siglo XX. Muchos fueron los políticos, artistas, o gente de la burguesía que eran invitados a disfrutar de uno de los huertos de palmeras más exuberantes de aquellos tiempos.
Por el Hort de Rastoll regresamos al aparcamiento de partida, y como era la hora de comer nos acercamos a dirigiéndonos a comer al restaurante Los Almendros, en la vecina localidad de Torrellano, donde unos calçots y un abundante menú puso el broche de oro a esta bonita ruta urbana en la que, aparte de conocer sus edificios históricos, hemos disfrutado del Palmeral de Elche y su entorno.
Por todo ello, a esta bonita y relajante excursión la califico con 4,5 estrellas.
Paco Nieto
FOTOS
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