lunes, 8 de mayo de 2023

Excursión X408: Alto de las Rozas y Dehesa Boyal desde Berzosa del Lozoya

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Berzosa del Lozoya
Final: Berzosa del Lozoya
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,3 Km
Desnivel [+]: 766 m
Desnivel [--]: 766 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
A propuesta de Juan, quedamos en Berzosa del Lozoya para caminar por sus alrededores y subir al Alto de las Rozas.

Solo una vez había estado en Berzosa del Lozoya, fue en esta excursión, en la que recorrimos parte de la ruta de hoy, en concreto el tramo de subida, aunque luego volvimos justo por el lado contrario de lo que haríamos hoy.

El pueblo está situado en la falda de Peña de la Cabra, en el macizo del Ayllón, bajo los picos Albirigoño, Peña Portilla y El Picazo. Es conocido como el balcón de la Sierra Norte por la extraordinaria panorámica que ofrecen sus 1.096 m. de altitud.

Esta pequeña y apacible localidad de 250 habitantes tiene un inapreciable sabor a pueblo rural que aún conserva el encanto de los pueblos serranos; que ha sabido conservar su arquitectura tradicional. Mucha más información interesante de esta localidad la puedes encontrar aquí.

Llegamos un poco antes de la hora fijada, aparcamos cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVII, totalmente restaurada tras la Guerra Civil Española.

Buscamos un bar abierto para tomar café, sólo hay dos en el pueblo y uno estaba cerrado, así es que fuimos al del Centro Cultural, que tiene una terraza con excelentes vistas del valle.

Reunidos todos, iniciamos la ruta, callejeando por el pueblo, en dirección noreste, con un estupendo día en el que las nubes parecían estar puestas solo para hacer aún más bello el paisaje.

Al rebasar las últimas casa y el depósito del agua del pueblo, giramos a la derecha, para seguir por el amplio Camino del Collado de la Fuente.

Tras la primera curva del camino, dudamos si atrochar por una senda que sale a la izquierda, pero que no era muy reconocible, por estar tapada por las jaras, decidimos continuar por camino más cómodo, aunque supusiera dar un pequeño rodeo.

Cruzamos el arroyo de la Fuente, sin agua, y tras unas zetas, llegamos al Collado del Portillejo.

A partir de aquí, dejamos de estar rodeados de jaras, que estaban preciosas con sus radiantes flores de cinco pétalos, y pasmos a un paisaje más agreste, exento de vegetación. Un poste nos indica los siguientes puntos relevantes de la que llaman Senda de los 3 Picos.

Hemos subido más de 300 metros y desde aquí disfrutamos de unas excelentes vistas del este de la cresta de la Peña de La Cabra.

Continuamos el ascenso, y ahora, con algo menos de pendiente, pasamos junto a Peña Corba y al poco, alcanzamos Peña Portillo, un promontorio rocoso con magníficas vistas del valle, tanto que han instalado un cartel. con el nombre de Mirador Berzosa del Lozoya, con una foto explicativa de todo lo que se ve desde su amplia panorámica, en la que destacan, a la izquierda, las aguas de plata del embalse del Atazar, la sinuosa silueta de la Sierra de la Cabrera y, a lo lejos, Peñalara.

De frente, el embalse de Puentes Viejas y el Villar. a, nuestra derecha, Somosierra con las Cebolleras y detrás Peña de La Cabra, con sus canales que parecen haber sido rasgados por las zarpas de un gigante.

Tras tomar un refrigerio disfrutando de las impresionantes vistas, descendimos ligeramente hacia el Collado de Matalinares, recorriendo un suelo alfombrado de preciosas florecillas blancas y amarillas de las margaritas y las moradas del cantueso. Antes de alcanzar el collado, vimos a nuestra derecha lo que parecía una casa o fortín en ruinas.

En el collado se cruzan hasta cuatro senderos, siguiendo casi los cuatro puntos cardinales. A la derecha se abre un extenso pinar. Sólo queda admirar la belleza natural de la zona y respirar aire fresco.

A partir de aquí nos esperan una serie de subidas y bajadas por las crestas o sus cercanas sendas por lomas y prados, al gusto de cada cual, disfrutando de las vistas que desde ellas se tienen a ambos lados del cordal.

Así fuimos superando el Pico Albirigaño, La Barbujera, el Collado de Peña Parda, La Penilla, Peña Parda y Peña Labanto hasta llegar al Collado de la Mojonera.

Desde aquí iniciamos una nueva subida, con mayor pendiente, en la que se ascienden doscientos metros en un kilómetro, hasta alcanzar la cima de Peña del Águila (1657m).

En ella, la panorámica se amplia, abarcando ahora la Sierra de Ayllón, del que sobresale el Pico del Lobo, también se distingue el Cerrón, Las Peñuelas y el Santuy. Una maravilla de incomparable paisaje montañoso.

Entre Peña del Águila y el Alto de Las Rozas hay apenas 800 m y un escarpado risco intermedio (1663 m) totalmente evitable por su ladera oeste, tras el cual llegamos por fin a nuestro objetivo.

El Alto de las Rozas, con sus modestos 1673 m, se señorea un poco por encima de los demás. Su afilada cresta, es tremendamente rocosa y escarpada.

Su ladera este es una empinada pared de piedra pulida que asoma al Valle del Riato. Solo su cara oeste ofrece una cara más amable y por ella por la que la senda, marcada por los hitos, accede fácilmente a la cima.

Echamos un último vistazo a tan espectaculares vistas, y tras las fotos de rigor, iniciamos el regreso volviendo sobre nuestros pasos, con tan mala fortuna para un compañero que por un despiste tuvo un mal tropiezo y se hizo una pequeña herida, sin que afortunadamente, llegara a más.

En lo posible, intentamos no repetir camino, cresteando esta vez lo más que pudimos los riscos que antes habíamos dejado de lado.

Al llegar al Collado de la Mojonera buscamos un lugar con sombra para tomarnos los bocadillos y descansar un poco antes de continuar el descenso.

Haciendo honor al nombre del collado, bordeamos un gigantesco mojón, levantado piedra sobre piedra, para descender bruscamente hacia un cortafuegos que baja con bastante pendiente en busca del Camino de la Dehesa.

Fue un alivio alcanzar este camino tras la abrupta bajada. Por él continuamos, en dirección sur, entre pinos en sus comienzos y robles después, salpicados de alguna que otra encina, cantueso y jaras en flor.

Estas dehesas, de titularidad municipal, han sido tradicionalmente de uso comunal para el pastoreo del ganado y obtención de leña.

En el centro de la dehesa, nos topamos con un estupendo pilón, utilizado como abrevadero por el ganado en un entorno natural tranquilo y apacible. En él se dio un buen chapuzón Jara, la perrita de Carlos.

Cruzamos la zona de los Hundidos, desde donde avistamos las primeras casas de Berzosa del Lozoya, donde terminamos la ruta tomando unas refrescantes cervezas en la terraza del bar del Centro Cultural, donde esta mañana iniciamos esta estupenda excursión que bien se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

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