lunes, 7 de noviembre de 2022

Excursión X371: Del Hayedo de la Pedrosa a la Ermita de Hontanares

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Embalse de Riofrío
Final: Ermita Virgen de Hontanares
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,5 Km
Desnivel [+]: 1.156 m
Desnivel [--]: 1.046 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Hace tres años casi exactos, realizamos esta ruta en condiciones climatológicas muy adversas, con niebla, viento y lluvia, que nos impidió disfrutar de las vistas y de la belleza del otoñal hayedo de la Pedrosa y de la panorámica cuerda que va desde el Puerto de la Quesera hasta la Ermita Virgen de Hontanares.

Algo que queríamos corregir con esta ruta, en la que el buen tiempo parecía estar asegurado, como así fue.

Con algo de retraso por el tráfico en hora punta escolar, y después de contemplar unas bonitas imágenes del Cerro de San Pedro, a la que pasábamos por el embalse de Santillana, nos reunimos los 8 participantes en el pequeño embalse de Riofrío de Riaza.

Emilio se ofreció a dejar su coche para poder regresar los conductores después de dejar sus tres coches en la Ermita, facilitando así la logística, lo que le agradecimos todos.

El aparcamiento del embalse está cerca del Km 7 de la carretera SG-112, por ella comenzamos a caminar los cuatro que no tuvimos que llevar los coches, sin prisas para dar tiempo a que nuestros compañeros nos alcanzasen.

Recorrimos casi un kilómetro bordeando la cara norte del embalse, que estaba más lleno de lo esperado, tras el seco verano que hemos padecido. Algunos claros dejaban contemplar el agua remansada, encajada entre los árboles, revestidos de otoño.

A los pocos metros de cruzar el arroyo de la Tejera, donde la carretera traza una cerrada curva, nos salimos de la calzada para seguir, a nuestra derecha, por el Camino Viejo de Peñalba de la Sierra, un sendero que discurre junto al río Riaza.

Entre las hojas secas de los robles que nos hacían de alfombra, remontamos la margen derecha del río, cruzamos un arroyo sin mayores dificultades y por un puente de madera, que antes era de rudimentarios palos, el propio río Riaza.

A partir de aquí nos alejamos del río para ascender por la margen izquierda del arroyo del Avellano, una zona preciosa antesala de lo que viene a continuación, y es que los robles van dando paso a las hayas, pletóricas de colorido, en la que sin duda es la parte más espectacular del Hayedo de la Pedrosa, uno de esos lugares encantadores  y, que a pesar de haberlo pillado un poco tarde, me sigue pareciendo una maravilla que conviene cuidar.

Considerado el hermano pequeño del Hayedo de Tejera Negra, del que le separa solo 5 Km en línea recta, no cuenta con restricción de acceso como el citado o el de Montejo, por no estar aún muy masificado, pero que le hace vulnerable, pues a pesar de su belleza y su singularidad, de momento tan sólo ha sido incluido en la Red Natura 2000, como espacio natural de gran valor ecológico.

Al alcanzar el Hoyo del Avellano, disfrutamos del paisaje más otoñal de robles y hayas, mezclados en armonía, en un entorno plagado de árboles centenarios, retorcidos, llenos de musgo y líquenes que recuerdan a los bosques de los cuentos de hadas.

El aspecto retorcido se debe a que durante décadas, la principal actividad económica de Riofrío de Riaza, fue el torneado de la madera de haya. Hasta 40 tornos activos llegó a tener el pueblo.

Tras unas cuantas curvas en zigzag, ganamos suficiente altura y salimos a terreno despejado, en el llamado Colladito, desde donde contemplamos la amplia panorámica que se aprecia del hayedo, el valle del río Riaza, el embalse al fondo, el pueblo de Riofrio, Riaza, otros pueblos de la comarca y la planicie segoviana.

Al alcanzar unos riscos, nos acercamos a contemplar la amplia ventana que hay en ellos, que permite divisar los hayedos que arrimados al río Riaza y otros arroyos colindantes remontan la loma occidental del puerto de la Quesera, ofreciéndonos una amalgama de contrastes y colores. Fue aquí donde nos alcanzaron nuestro compañeros.

Todos reunidos, nos resguardamos del fresquito viento reinante tras uno de los riscos para tomarnos más cómodamente el aperitivo de media mañana, endulzado con unos miguelitos de la Roda que había llevado.

Continuamos por la ladera maravillados por las vistas, a nuestra derecha, del hayedo hasta alcanzar, al poco, el Puerto de la Quesera, más concurrido de lo habitual un día entre semana debido a la presencia de un grupo senderista y alguna pareja más que había subido al puerto y no sabía muy bien por donde ir,

Les propusimos hacer la circular del hayedo y que nos hicieran la foto de grupo antes de que Emilio nos dejase para, precisamente, realizar esa circular.

Los siete restantes seguimos la carretera durante 600 metros, para dejarla en la primera curva.

A la izquierda arranca la senda a la Ermita de Hontanares, como reza en una señal de madera, en la que indica que para llegar a ella nos esperan 11 km, que nosotros hicimos en casi dos más por no seguir en su totalidad dicha senda, que en un un par de ocasiones evita las crestas, que la mayoría de nosotros sí recorrimos.

La primera de ellas es la que asciende a Peña la Silla (1.935 m), desde la que divisamos gran parte del recorrido que nos quedaba pendiente. A nuestra derecha la Peña de la Tiñosa, el Talayón y la Atalaya, a las que esperamos subir en otra ocasión.

A partir de aquí todo fue un baja sube, baja, por la Cuerda de las Berceras. Primero descendiendo al Collado de la Lagunilla (1.781 m), hoy seca.

A continuación, ascendiendo al Alto del Parrejón (2.013 m), dominado por un enorme hito de piedras, con impresionantes vistas de los dos valles de la cuerda, a poniente el del río Riaza y hayedo de la Pedrosa extendiendo su manto multicolor hacia el Pico del Lobo.

A oriente, el del río Lillas, el afamado hayedo de la Tejera Negra y las serpenteante Sierra de Ayllón contempladas a vista de pájaro, ¡todo un espectáculo!.

Desde allí, descendimos al Collado Cervunal (1.932 m) y por una alfombra de vegetación a ambos lados de la senda, subimos al Alto del Cervunalillo (2.016 m), bajamos al Collado de la Buitrera (1.983 m) y ascendimos hasta alcanzar el vértice geodésico de la Buitrera (2.045 m), en el Cerro de Mesa Peñota.

De nuevo disfrutamos de las impresionantes vistas que toda esta cuerda ofrece, ¡un regalo para la vista!.

Tras las fotos de rigor, descendimos a la Pradera de Zópegado (1.896 m), para enseguida alcanzar el Portillo de los Lobos (1.908 m) y el Cerro Gordo (1.906 m) y a continuación el Calamorro, en el que con cuidado, cruzamos su precioso paso.

En agradable paseo, alcanzamos el Collado Cimero (1.780 m), y de allí subimos al vértice geodésico del Merino (1.799 m), con extraordinarias vistas. Desde aquí ya adivinábamos el final de la ruta, aunque aún nos faltaba un buen trecho.

Nos tocaba ahora lo más divertido de la ruta, destrepar por un estrecho y empinado hueco, con piedras afiladas que se vuelven muy resbaladizas por la lluvia, como pudimos comprobar en la mencionada ruta de hace tres años.

Hoy bajamos mucho mejor, aunque con respeto, porque la canal tiene su cosa y hay que extremar la atención.

Tras el complicado descenso, llegamos al cerro donde hay instalada una gran cruz blanca, que contempla Riaza desde sus 1.735 metros de altura, a ella se encaramó Pepa, sin pensarlo dos veces, para disfrutar de sus vistas.

Retrocedimos unos metros y retomamos el sendero principal, llamado, como no podía ser de otra forma, Senda de la Cruz.

Otro descenso más, no tan escabroso como el anterior, llegamos al collado de la Fuente, donde nos agrupamos para acometer el último tramo.

Giramos a la izquierda para descender entre robles y más tarde entre pinos hasta alcanzar la Ermita de la Virgen de Hontanares (1.420 m), final de nuestra estupenda aventura.

La ermita, fue construida en el año 1606 donde se hallaba la antigua iglesia de Hontanares. Al igual que ocurre con la mayor parte de advocaciones marianas, gira en torno a esta imagen una leyenda de ocultación durante el dominio musulmán y posterior descubrimiento siglos más tarde.

Su fiesta tiene lugar el domingo siguiente al 8 de septiembre, centrándose los actos alrededor de esta ermita, donde es venerada, celebrándose una romería declarada de Interés Turístico Regional.

Antes de salir para Riaza, Carlos propuso acercarnos en coche al polémico Mirador de Peñas Llanas, el último atractivo turístico en incorporarse a todo lo que la bonita villa de Riaza ofrece.

Se trata de un balcón desde el que se pueden contemplar simultáneamente hasta cinco provincias distintas (Burgos, Guadalajara, Madrid, Soria y Segovia), con unas vistas difíciles de igualar en muchos kilómetros a la redonda.

Su construcción contó con no pocos detractores, dado su vanguardista aspecto metálico, que desentona con su entorno, pero es innegable que hoy en día es uno de los lugares más visitados de la localidad.

Solo faltaban las cervezas y los cafés en uno de los bares de su preciosa plaza, donde llegamos con las primeras luces de la noche.

Celebramos que por fin habíamos podido disfrutar de las magníficas vistas que nos perdimos en la anterior visita a esta vistosa cuerda, con una ruta exigente pero que compensa con creces el esfuerzo. Por ello califico a esta ruta con 5 estrellas.
Paco Nieto

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