lunes, 17 de agosto de 2020

Excursión X229: El Chorro Grande y las calderas del río Cambrones

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: San Ildefonso
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 532 m 
Desnivel [--]: 532 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Son muchos los atractivos que ofrecen a los senderistas los alrededores de la Granja de San Ildefonso, pero hay dos que destacan, el Chorro Grande y las calderas (pozas) del río Cambrones. Unir en una sola ruta ambas maravillas, no es fácil, porque entre ambos lugares hay una gran diferencia de altura y ningún camino que lo facilite.

Hoy quería unir estos dos atractivos lugares siguiendo una ruta que no había explorado y que, fiándome de los mapas, parecía ser posible.

Para ello, nos reunimos en la explana del Palacio de la Granja, dirigiéndonos, tras tomar café, hacia la plaza de los Dolores, que cruzamos para, dejando la iglesia a la derecha, llegar a la plaza de toros, y al ver desde allí la cúpula del pozo de nieve, nos acercamos para enseñárselo a los que no lo conocían.

Fue construido en 1736 por encargo real para abastecer al pueblo, que se creaba entonces, fue sufragado por los vecinos con un impuesto especial.

Se rehabilitó en el 2011 como equipamiento cultural, dejando ver el pavimento originario de losas de barro, cubierto ahora por un suelo de cristal, y las paredes de piedra con una profundidad de más de ocho metros y una cúpula de cristal, que emula una gigantesca bola de nieve.

Continuamos por el sombreado paseo del Molinillo para, cruzando un puente, dirigirnos a la urbanización Seo de Urgel, donde tomamos el camino del Reventón, nombre que asustó a más de uno de los participantes.

Este empinado camino sirvió de cortafuegos natural en el incendio que comenzó el 4 de agosto del pasado verano y quemó 400 hectáreas, al parecer fue provocado por un vecino de la Granja. Daba pena ver cómo el fuego había acabado con el hermoso robledal, del que solo quedaban algunas ramas chamuscadas en el suelo, en lo que parecían cadáveres a medio enterrar en un campo de batalla.

La buena noticia es que, a pesar del desolador panorama, arbustos y otras especies han comenzado a florecer en las calcinadas laderas, devolviendo algo de esperanza a la pronta recuperación de la zona.

Tras superar media docena de zetas, con estupendas vistas en cada curva, y esperar a que una vaca con su ternerillo dejara el paso libre, llegamos a unas peñas, momento en que dejamos la pista para internarnos el espeso bosque de pinos, salvado de las llamas por la existencia de un cortafuegos que impidió su avance.

Por una cómoda senda nos internamos en el pinar, agradeciendo la buena sombra que nos proporcionaba. A los pocos metros, pasamos junto a la fuente JM, en la que figura la fecha 24-6-2001, suponemos que en referencia al día de su construcción.

Un poco más adelante dimos con otra al pie mismo del arroyo de la Fuente del Infante, que vadeamos para, unos metros más adelante, alcanzar la preciosa cascada con poza incluida, que el arroyo del Chorro Grande forma en un paradisíaco rincón.

Unos metros más al norte, se accede a un espectacular mirador, en el punto en que el agua del arroyo se precipita en un colosal salto de 80 metros, en tres tramos, de caída casi vertical. Aquí paramos a tomarnos el tentempié de media mañana, con extraordinarias vistas de la Granja, el cerro de la Atalaya y toda la meseta castellana.

Una placa conmemorativa del fallecimiento, en el 2015 de un chico de 27 años, da idea de lo peligroso que es sufrir aquí una caída. Costó ponernos de nuevo en marcha, y de nuevo en la poza, seguimos una senda paralela al arroyo, descendimos con mucha pendiente hasta la base de la cascada, salvando un desnivel de 100 metros en menos de 300 metros de recorrido. La perspectiva desde la poza donde cae el agua no da idea del desnivel real de la Chorrera.

Hechas las correspondientes fotos de la Chorrera, continuamos el descenso hasta alcanzar la pista que viene de la Granja y que seguimos a mano derecha, vadeando las inquietas aguas del arroyo, que forman aquí un bonito rincón.

Tras vadear otro arroyo, éste más pequeño, el camino alcanza un mirador natural de bellas vistas de la Granja, donde dejamos la pista para seguir por terreno desconocido para mi.

Cruzamos una alambrada con puerta abatible y continuamos por una cómoda pista entre robles, alguno de gran belleza, siguiendo el track que intuitivamente tracé hasta dar, después de remontar una rocosa cuesta, con una pista, que enseguida abandonamos para seguir una hondonada por el límite de un pinar hasta alcanzar otra pista, ya conocida.

Tendré que buscar una alternativa al tramo de subida, para hacer más fácil el acceso a este punto. Desde aquí, buscamos el pequeño puente de piedra, medio oculto por la vegetación, que cruza el Arroyo del Hueco.

Al otro lado del arroyo, seguirnos una desdibujada senda paralela a él, que entre esbeltos pinos descendía al encuentro con el río Cambrones, con el arroyo del Hueco siempre a nuestra izquierda. Llegados al río, lo vedamos con la ayuda de unas piedras en un punto intermedio entre la Cacera Madre y la Caldera Primera.

Seguimos durante un corto trama el río, disfrutando del murmullo del agua y la refrigerante sombra de su arbolado, con la idea de visitar las tres primeras calderas, las más escondidas, buscando para ello los senderos más próximo a la ribera.

Sin embargo, en dos ocasiones hay que alejarse momentáneamente del agua para salvar grandes riscos que impiden seguir su cauce. Una vez entre la Caldera Primera y Segunda y otra entre ésta y la Tercera.

Cada poza es distinta, la Primera es muy bonita, con un pequeño salto de agua en su inicio, la Segunda es la más oculta y salvaje y, por ello, también la más atractiva para los que van buscando intimidad.

En ella hay unas enormes marmitas gigantes labradas a base de paciencia y el roce de piedras arrastradas por el agua.

La Tercera es alargada y profunda, alcanzando los tres metros, con una cascada que forma una especie de jacuzzi en su inicio, invisible desde el otro extremo de la poza, y que nosotros llamamos Caldera Mágica, por no sé que leyenda de algún senderemago caminado y emergiendo de sus aguas de forma milagrosa.

Tras dar cuenta de los bocadillos en tan agradable lugar, iniciamos el regreso, buscando la senda principal, que alcanzamos poco antes de llegar a una gran roca de dudoso equilibrio. Continuamos por la senda viendo desde lejos las calderas en las que habíamos estado, hasta alcanzar una caseta y acequia de captación de agua, llamada Cazera Madre.

Detrás de la caseta sale una senda, que nada más pasar un portón de hierro se interna en un placentero bosque de robles. con el río a nuestra izquierda, hasta otro portón de hierro y un romántico puente de madera que cruza el río Cambrones.

En este punto, nos despedimos del río, que continua su camino hacia el embalse de Portón Alto, donde entrega sus aguas, mermadas, eso sí por la que le roban en la Cazera Madre.

Continuando hasta la pasarela que accede a la pista que baja hacia San Ildefonso, cruzamos el Arroyo del Chorro Grande por el Puente de la Princesa, y seguimos por la calle del Pocillo, Puerta de la Reina y el Parador, regresando así al punto de inicio, la explanada del Palacio de la Granja, donde nos esperaban las cervezas del bar Roma.

Por el hermoso día, las magníficas vistas desde el Chorro Grande, lo refrescante del paseo junto a las calderas, esta ruta se merece una puntuación de 4,5 sobre 5.

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