lunes, 23 de septiembre de 2019

Excursión X193: El Redondel de Canencia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Canencia
Final: Puerto de Canencia
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,9 Km 
Desnivel [+]: 462 m 
Desnivel [--]: 462 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 3

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
La zona del Puerto de la Morcuera ofrece multitud de posibilidades para recorrer por sus innumerables sendas y caminos sus bosques, valles y arroyos que nos adentran en los más secretos rincones que esconde su ortografía.

Uno de los más conocidos es la senda ecológica que recorre el abedular y la chorrera de Mojonavalle, pero pocos son los que se adentran en su frondoso pinar y, menos aún, los que se acercan al singular "redondel", construcción de granito de grandes dimensiones que se asemeja a una gran plaza de toros perdida en un gran claro del bosque.

Y para conocer esta curiosa maestranza, nos acercamos al área recreativa del Puerto de la Morcuera, con buen tiempo, solo somos tres por culpa de las vacaciones estivales y algunas bajas.

Dejamos la fuente de la Raja, a nuestra izquierda y comenzamos a subir la pista que. en dirección noroeste, se dirige al Centro de Educación Ambiental del Hornillo, coincidente con el GR-10.1. el sendero que cruza Guadarrama.

El suave ascenso del camino nos permite ir relajados y sin prisas, con tiempo para acercarnos a ver el chozo, mitad de piedra, mitad de ramaje y paja que, a unos 300 metros del puerto, se divisa a la derecha, en un estado de semiabandono que presagia su derrumbe si alguien no repone su maltrecha cubierta.

Recuperada la pista, continuamos ascendiendo para, al poco, girar a la izquierda, en dirección suroeste, e iniciar un ligero descenso hasta alcanzar la Casa del Hornillo.

Junto al camino se sitúa su verde pluviómetro, ubicado al comienzo del cortafuegos que se inicia justo por encima del Centro de Educación Ambiental y que siempre me han llamado la atención, por lo que tienen de símbolo de otros tiempos, en los que la predicción del tiempo era mucho más artesanal que hoy.

Pluviómetros como este van quedando pocos en los caminos de la Sierra y deberían protegerse como se hizo con los toros de Osborne en las carreteras.

Dejamos atrás la fuente del Hornillo y el GR, para seguir por el poco conocido y empinado sendero que sale a la izquierda.

Su fuerte desnivel hace ganar altura con rapidez, que nos permite contemplar entre los claros del pinar unas amplías vistas de la Sierra de Guadarrama.

En el ascenso cruzamos un pequeño regato y, poco después, el arroyo del Toril, cuyas aguas se precipitan 500 metros más abajo por la muy conocida y espectacular Chorrera de Mojonavalle.

Tras un par de curvas y una amplia revuelta a la izquierda, el bosque se abre y da paso a una explanada donde divisamos el objetivo de la excursión: el Redondel de Canencia, una sorprende plaza de toros circular de grandes dimensiones construida con piedras de granito, jalonada en su interior con unas alargadas piedras verticales a modo de burladeros.

Además de las dimensiones de la edificación, sorprende el lugar de su emplazamiento, alejado de todo y en mitad de la nada. Las múltiples fotos que nos hicimos mientras nos dábamos un respiro dan fe de su singularidad.

Repuestas las fuerzas tras el descanso, continuamos descendiendo por el Prado del Toril, hasta el lugar donde nace el arroyo de las Chorreras, hasta retomar la pista que traíamos y que habíamos dejado al acercarnos a ver el Redondel.

Por ella continuamos dejando a la izquierda un camino que no cogemos, si no que seguimos rectos, para, en dirección oeste volvernos a internar en el bosque de pinos silvestres, también llamados bermejos por el color de sus troncos.

Nada más rebasar el arroyo de los Tejos, nos cruzamos con un nutrido pelotón del ejército en prácticas, fusil en mano en hilera de a dos.Tras una curva a la izquierda, entramos en la zona arrasada por el incendio del 4 de agosto de este año, al parecer provocado, junto con el declarado, horas después por la zona de la Granja de San Ildefonso.

Daba pena ver cómo el fuego había acabado con todo rastro de vida, y eso que esta parte fue una de las menos dañadas.

A pesar de la triste estampa, nos alegró ver cómo entre las cenizas se abrían paso unas florecillas que eran todo un símbolo de esperanza. Esperemos que pronto la zona se regenere, la vida siempre se impone a las tinieblas.

Poco a poco alcanzamos el límite del pinar, delimitado por un cortafuegos, que por nuestra derecha discurre por terreno completamente despejado, en la zona conocida como Los Marraces. Seguimos el cortafuegos en dirección sureste en ligero ascenso por los Altos de la Morcuera.

Entre afloramientos rocosos y piornos, al poco, alcanzamos los Tres Mojones por ser el punto de encuentro de los términos municipales de Canencia, Rascafría y Miraflores de la Sierra. A 300 metros alcanzamos el Cerro de la Genciana (1.867m), con estupendas vistas hacia la Cuerda Larga.

Descendimos 30 metros, a un ancho collado, para volver a subir y alcanzar enseguida el vértice geodésico de Perdiguera (1.866m), el punto más alto de la ruta, coronada con un par de altas antenas. A la soledad de su entorno deben unirse las vistas que regala su cimera con inéditas perspectivas de La Pedriza, Cuerda Larga y macizo del Peñalara.

Cima secundaria del Guadarrama, el Perdiguera es sin embargo, la cumbre más importante de la Sierra de La Morcuera, porción del Guadarrama que se extiende entre los puertos de Morcuera, al oeste, y Canencia, al este.

Los 134 metros de menos que le faltan para llegar a ser un dosmil, no le restan en cambio motivos para gozar de unas panorámicas que ya quisieran otras cumbres más altas.

Desde la cima descendimos hasta la pista del cortafuegos. Un cercano collado nos llevó ante una alambrada, que cruzamos para luego ascender un corto trecho hasta la siguiente eminencia, la Peña de la Genciana, desconocida cima de 1.801 metros formada por dos amontonamientos de rocas, en las que nos hicimos algunas fotos a contraluz.

Desde allí, descendimos al collado que domina la Boca de los Hoyos, cuna del arroyo del Sardinero y por donde pasa la cómoda pista que enlaza los puertos de La Morcuera y Canencia. Pero como estábamos con ganas de más, en lugar de seguirla, continuamos cresteando.

Antes de un kilómetro, en dirección noreste, habíamos ascendido casi sin darnos cuenta a La Perdiguera (1.764m), que no hay que confundir con su homónima cumbre.

Desde su imperceptible cumbre disfrutamos de sus amplias vistas del valle, destacando el embalse de Pedrezuela y el majestuoso Cerro de San Pedro en el horizonte, amén de vistas al Mondalindo con Bustaviejo a sus faldas.

Con el pinar a nuestra izquierda, descendimos a la Pradera de Navalpino, cubierta de azafrán silvestre, más conocidas por quitameriendas, por aparecer en otoño, cuando los días son más cortos.

Cruzamos la pradera y siguiendo una senda, con cierto desnivel, descendimos al encuentro de la pista del GR-10.1, poco antes de dar con la fuente de la Raja y alcanzar el punto del inicio en el puerto de Canencia, origen y final de esta bonita ruta, no muy exigente pero que nos regaló unas preciosas vistas, haciéndola merecedora de 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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