martes, 13 de noviembre de 2018

Excursión X153: Cerro de San Benito desde La Paradilla

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
La Paradilla
Final: La Paradilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,6 Km 
Desnivel [+]: 605 m 
Desnivel [--]: 605 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
El cerro de San Benito es el que asoma puntiagudo al suroeste de San Lorenzo de El Escorial y a decir de sus lugareños, los habituales aires de poniente que padecen vienen por el canal que se abre entre este cerro y el Risco Alto, frente por frente de la fachada occidental del monasterio; esto es, el alto de la Cereda, por el que se cuelan de rondón los soplos de las altas tierras de Ávila. Y los vientos, a las veces, traen las nubes. Ya lo dice el refrán: “Cuando San Benito se encapota, San Lorenzo se pone hecho una sopa”.

Precisamente para no ponernos como una sopa retrasamos la salida al martes, aprovechando la tregua que nos daba el tiempo.

Iniciamos la ruta que nos llevaría a tan santo cerro en la Paradilla, una pequeña población que pertenece a Santa María de la Alameda, y que está situada en el kilómetro 40,9 de la carretera M-505, que se dirige a Ávila.

Pasamos junto a unas de las pocas casas del poblado, en las que solo unos borregos nos miraban sorprendidos.

Una vez en las afueras, seguimos el Camino a la Estación de Robledo de Chavela, una pista que en dirección sur cruza al poco el Barranco de la Paradilla y 1,5 km después los arroyos de la Casa y de las Hoyas, ambos muy cercanos entre sí.

Abundaban los charcos en la pista, producto de las lluvias del día anterior. Ascendemos, sin apenas pendiente, entretenidos con las vistas a nuestra derecha el Risco Grande y el cerro de Santa Catalina, con sus características antenas, en los que he estado, y más al este, la Atalaya.

A poco más de los 3 km, dejamos la pista y nos desviamos a la izquierda, buscando una casi desaparecida senda, tapada por jaras y matorral, que al poco se hizo más visible que pasa por un refugio y varias construcciones de la guerra civil, más adelante por trincheras en buen estado y lo que parecen puestos defensivos. Estos lugares siempre me hacen pensar en el sin sentido de las guerras.

La senda conecta más adelante con otra pista, que asciende la Cuesta de la Casa, pasando junto a un pilón abrevadero para el ganado. Más adelante, en una amplia explanada contemplamos una gran cantidad de caballos sueltos que no se asustan de nuestra presencia, junto a otra colección de trincheras, medio enterradas por el paso de los años.

A partir de aquí, la pendiente aumenta y al llegar a la zona conocida como Las Hoyas, el camino cambia a dirección sureste para evitar la valla de piedras de esa finca, aumentando desde aquí aún más el desnivel, ya casi constante hasta la cumbre.

El camino desaparece y no queda otra que ascender buscando la menor pendiente posible, por lo que parece el lecho de un arroyuelo que sirve de separación de las dos vertientes de las lomas adyacentes. 

Al alcanzar un muro de piedras, perfectamente colocadas, que marca las lindes con Rombledo de Chavela, lo seguimos sin rebasar, en dirección norte, hasta alcanzar los 1.626 metros de altura del vértice geodésico del San Benito. Hemos recorrido 7,5 km y tras las fotos pertinentes, nos tomamos un descanso para comernos los bocadillos con tan estupendas vistas.

Recuperadas las fuerzas, recorremos lo que queda de cresta, para a menos de cien metros acercarnos a ver la escondida hornacina dedicada al Santo Niño de los Pastores, que junto a un buzón donde dejamos nuestros mensajes, da un atractivo añadido al lugar.

Retrocedemos sobre nuestros pasos, pasamos de nuevo junto al vértice geodésico desde el que iniciamos el regreso al punto de origen.

Para ello descendemos con pronunciada pendiente hacia un cerrillo rocoso, pasando por un bonito y angosto roquedal, con bonitas vistas al valle, con restos de puestos defensivos de la guerra civil y amplias vistas en el horizonte de Santa María de la Alameda, Robledo de Chavela y Las Navas del Marqués.

Con La Paradilla frente a nosotros, descendemos por bonitas praderas en las que pastaban mansas vacas hasta dar con un portón a poco de llegar al depósito de agua del CYII de la Paradilla, y de ahí a donde habíamos dejado el coche, finalizando así esta bonita ruta, que con buen tiempo y nunca en verano, por la ausencia de sombra, es muy gratificante.

La cervezas de fin de ruta nos las tomamos al llegar a Torrelodones. Por todo ello, esta excursión bien se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

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