lunes, 12 de marzo de 2018

Excursión X130: Cabo de la Nao

FICHA TÉCNICA
Inicio: Jávea

Final: Jávea
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 18,2 Km 
Desnivel [+]: 407 m 
Desnivel [--]: 407 m 
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

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RESUMEN

Como esto de caminar se puede hacer aunque esté uno de vacaciones lejos de los lugares acostumbrados, aprovechamos el viaje a Jávea para realizar un par de excursiones, ésta primera al muy famoso cabo de la Nao, que según todas las recomendaciones prometía excelentes vistas.

Así es que con la idea de regresar a tiempo para el almuerzo, no demoramos mucho la salida y desde el Hotel Villa Naranjos iniciamos esta ruta, que a pocos se les ocurre realizar andando, ya que la cómoda carretera que sube hasta el faro es muy tentadora para hacerla en coche y olvidarse de las botas.

Primeros pasos hacia el Parador de Jávea, giro a la derecha y enseguida disfrutamos de la brisa de la playa del Arenal, la única con el preciado grano en toda la zona.

Recorremos su bonito paseo marítimo en dirección a la punta del cabo de la Fontana, lugar donde las puestas de sol adquieren un tono mágico y espectacular.

Desde allí, seguimos la senda que a pie de playa va recorriendo el litoral en dirección sureste, entre el mar y los chalets que casi si meten en él.

A poco menos de dos kilómetros pasamos por el Mirador de la Sequia de la Noria, que éste sí, se adentra todo lo que puede en el mar, ofreciéndonos unas panorámicas espectaculares.

Continuamos el recorrido playero hasta llegar a Cala Blanca, de aguas cristalinas rodeada de un paisaje natural bellísimo, está compuesta por dos calitas contiguas, conectadas por litoral de piedra. Su nombre deriva del color blanquecino de las rocas de sus acantilados.

Al llegar al final de la primera de las calas, la llamada Caleta de Fora, remontamos unas escaleras por las que se accede al Mirador de Cala Blanca, con impresionantes vistas de las calas y los acantilados de su entorno.

Continuamos entre chalets y urbanizaciones hasta alcanzar la carretera del Portitxol, por la que seguimos ascendiendo hasta llegar al mirador de la Cruz del Portitxol, encantador lugar con las mejores vistas de la playa y la pequeña isla del mismo nombre.

Desde aquí, ascendimos, evitando la carretera por un camino encajado entre pocos chalets y mucho arbolado, parando en uno de ellos con amplias vistas al mar, en el que el tiempo parecía haberse detenido.

Muy a nuestro pesar, había que continuar si queríamos regresar con hora, terminamos de ascender por el camino que entre mucha vegetación bordea la urbanización Mar Azul.

De nuevo para evitar la carretera del Portitxol, nos internamos por el interior, siguiendo la calle de la Barranca, para luego ascender por la calle Truita hasta alcanzar la Falsia y la urbanización la Cala, desde donde, ya sin remedio, continuamos por la carretera que acaba en el cabo de la Nao, dejando a la izquierda la urbanización Balcón al Mar y a la derecha La Siesta.

En la punta más oriental de Alicante el mar se hace infinito desde su mirador, sólo los acantilados ponen fronteras a la inmensidad del agua. Contemplando el islote del Descubridor y a lo lejos el cabo de Or, donde el mar se funde con el cielo en el horizonte en armonía con las nubes.

Tras tan maravillas panorámicas, nos acercamos al faro, al que unas vallas impiden acercarse demasiado, conformándonos con verlo desde lejos.

Al que sí se puede llegar hasta su base es el vértice geodésico que domina la punta del cabo, con una enorme altura, que parece querer rivalizar con la del faro.

Han suprimido los asideros de hierro inferiores para evitar que la gente se suba tras un último accidente, de trágicas consecuencias.

Junto al imponente monolito, otro mirador nos proporciona magníficas vistas a los acantilados de la costa norte del cabo, muy accidentada, bajo la cual se sitúan algunas pequeñas calas.

En la terraza del  restaurante del cabo de la Nao, nos tomamos unas cervezas con unas excelentes vistas que compensaron su alto precio.

Tras el descanso, iniciamos el regreso volviendo sobre nuestros pasos, de los que sólo nos separamos al llegar a Cala Blanca, recorriendo por el interior la última parte hasta la playa del Arenal, finalizando así esta estupenda excursión que se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

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