lunes, 6 de noviembre de 2017

Excursión X119: Alameda del Valle - Hoyo Cerrado

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alameda del Valle
Final: Alameda del Valle

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,3 Km 
Desnivel [+]: 986 m 
Desnivel [--]: 986 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Después de la impresionante jornada vivida en el laberinto de piedras de La Pedriza con un clima casi veraniego (ver ruta X118) nos decidimos a visitar el Hoyo Cerrado, cercano a la localidad de Alameda del Valle, atraídos por el deseo de presenciar los colores propios del otoño en sus bosques.

Pero este año al otoño le ha costado recobrar su sitio y si no fuera por las bajas temperaturas de la mañana bien podríamos haber pensado al contemplar el verdor de sus hojas, que aún estábamos a finales del verano.

Tras buscar un bar abierto en la plaza de Alameda del Valle, iniciamos la ruta en un pequeño aparcamiento junto a la carretera M-604 en la que tomamos la Calle Grande en sentido noroeste.

El camino, solo transitable más adelante por vehículos autorizados, atraviesa varias praderas de ganado y pone rumbo a nuestro destino.

Al llegar a unas granjas, elegimos tomar la pista de la derecha que al fondo se convierte en la margen izquierda del Arroyo Saúca.

El camino llanea en el tramo pegado a las pequeñas fincas acotadas de nuestra derecha y se empina al entrar en el bosque.

Decidimos atajar por mitad de la arboleda, pero bien podríamos haber ahorrado el esfuerzo porque de nuevo terminamos en la pista, mucho más fácil de transitar. Más aún si hubiéramos sabido que donde termina la pista, en un claro con un cercado para guardar el ganado, la ruta se complicaría por la ausencia de senderos bien definidos.

El recorrido previsto contemplaba un sendero marcado en la subida al primer cerro, pero nuestra sorpresa fue comprobar que en la ruta hacia el Arroyo de Varcialengua la trocha se hacía dificultosa porque la vegetación había recuperado su espacio. Visto lo cual y sin intención de abandonar nuestro objetivo y espoleados por la determinación de Cristóbal, avanzamos sin descanso monte a través intentando con poco éxito mantener la ruta predefinida.

Coronado el segundo cerro hicimos una parada para comer y descansar al abrigo de unas rocas. La niebla en las coronas y el aire frío nos hicieron pensar que poco tiempo querríamos parar más arriba. 

Allí aprovechamos para disfrutar del vino que había porteado Jorge y del termo con sorpresa de Cristóbal.

El camino mejoró en lo que disminuía la altura de los arbustos, pero empeoró con las bajas temperaturas. Viendo que nos quedaba poco más de 2 km. para llegar a nuestro destino, mantuvimos el rumbo hasta tomar un descenso pegado a la cara este del Hoyo Cerrado. Una vez en la pradera pudimos ver el espectáculo de la vegetación cubierta de hielo y el esplendor de la roca tapada en su corona por fría y espesa niebla.

Una vez en lo que fue un circo glaciar, profundizados en el cañón, nos hicimos la foto testimonial y emprendimos la vuelta. Costaba distinguirnos unos de otros ya que tuvimos que echar mano de todas nuestras herramientas de abrigo.

Por delante nos quedaban siete kilómetros con una incertidumbre de lo que nos iba a tocar hasta llegar al waypoint marcado por José Luis.

El descenso lo encabezó Paco y Jorge. La idea era alcanzar un sendero bien definido que arranca en la intersección del Arroyo de Varcialengua con el Arroyo de Saúca. Si bien sabíamos que allí la ruta se hacía practicable nos quedaba lo peor. Atravesar una zona de monte con la vegetación espesa y llena de trampas de espino.

Una vez vadeado el arroyo y metidos en el sendero del bosque pudimos contemplar el fantástico bosque de robles y hasta Paco pudo fotografiar unos corzos.

La vuelta se me hizo especialmente dura por la crudeza de la ruta previa y el hostigamiento de viejas lesiones.

Los últimos kilómetros por el camino de la margen derecha del Arroyo de Saúca y la expectativa de refrescarnos con una cerveza nos hicieron más llevadera la parte final de los 18,3 km recorridos.

Sin duda el paraje destino merece ser visitado, pero la ausencia de buenos caminos, aconseja a los visitantes realizar la ruta más al oeste por caminos bien definidos para alcanzar el Hoyo Cerrado y demás circos de piedra por la frontera entre Madrid y Castilla León. Sin duda el incremento en la distancia se verá compensado con la facilidad de caminarlo.

Por todo ello, esta ruta se merece cuatro estrellas sobre cinco.
Carlos Beltrán

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