martes, 15 de agosto de 2017

Excursión X110: Arroyo de Trofas

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14 Km
Desnivel [+]: 568 m
Desnivel [--]: 568 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
El arroyo de Trofas nace en el término de Hoyo de Manzanares, en la Sierra del Hoyo. Se adentra después en el municipio de Torrelodones, a través del núcleo de población Los Peñascales. Aquí pasa por la urbanización Arroyo de Trofas, a la que da nombre.

Sin salir de Los Peñascales, es retenido en el embalse de Gabriel Enríquez de la Orden. Cruza posteriormente la valla del Monte de El Pardo, enclave perteneciente al término de Madrid, donde amplía su valle. Por este paraje transita hasta su desembocadura en el río Manzanares, cerca de la línea de ferrocarril Madrid-Ávila-Segovia, a varios kilómetros del pueblo de El Pardo.

Es la segunda corriente fluvial más importante del Monte de El Pardo, después del río Manzanares. De ahí su importancia ecológica, ya que actúa como corredor biológico que conecta la Sierra del Hoyo y el citado monte. De él se benefician numerosas especies de mamíferos, aves y, sobre todo, reptiles y anfibios, protegidos en la Comunidad de Madrid.

A pesar de su relevancia ambiental, diferentes asociaciones ecologistas han denunciado reiteradamente la alta contaminación de sus aguas, provocada por los vertidos de los dos primeros municipios por los que discurre.

Y para pasear junto a gran parte de su recorrido por Torrelodones, realizamos esta ruta, iniciándola en el pequeño aparcamiento que hay entre el cruce de la Avenida del Monte y la Avenida del Lago, a los pies de la presa del Embalse de los Peñascales que retiene las aguas del arroyo de Trofas.

Cruzamos el puente para seguir por la Avenida del Monte unos metros para enseguida desviarnos por la la Avenida Arroyo de Trofas, que surge a nuestra derecha. Por ella acompañamos al arroyo en su descenso hasta la valla del Pardo, por la que se interna.

Un rústico puentecillo permite cruzarlo, poco antes de llegar, y ya junto a la valla, unas piedras permiten recuperar la otra orilla.

Junto a la tapia de piedra, subimos por una senda paralela a él, desviándonos un poco a la izquierda para ver restos de trincheras y nidos de ametralladoras, vestigios de la Guerra Civil, construidos por las tropas republicanas para proteger el acceso a Madrid.

Desde allí, continuamos subiendo por la senda junto al muro, hasta salir a la Av. del Pardo, junto a la “Casa del Hito”, una de las puertas de entra al Pardo, habitualmente cerrada.

No lejos de aquí se encuentra el El Pendolero, famosa finca que perteneció a la familia de Antonio Maura, el que fuera varias veces presidente del consejo de ministros y otros cargos políticos con Alfonso XIII.

Continuamos por la carretera del Pardo hasta llegar al arroyo de Trofas, que cruza la carretera para dirigirse al embalse de los Peñascales por una serpenteante y corta senda, bien señalizada, que deja el arroyo a nuestra derecha.

Es un entorno muy bello, rodeados de vegetación de ribera. En algunos tramos existen escalinatas de piedra y madera. A mitad del descenso, llegamos hasta una enorme mole de granito que engulle el sendero y a la que se le ha anclado una cadena para poder agarrase y cruzar ese tramo con mayor seguridad.

Poco más abajo, alcanzamos el embalse de los Peñascales o de Gabriel Enríquez de la Orden, como se le denomina oficialmente. Fue construido en 1962 con el fin de abastecer de agua potable a las urbanizaciones del entorno, en los años 80 quedó en desuso.

Su nombre es en honor al que en los años 20 del pasado siglo comprara todas estas tierras conocidas como Monte Berlín para construir una industria agrícola y ganadera, para la cual creó una red de suministro de agua, captaciones y presas que no dieron mucho fruto debido a las condiciones adversas del clima en esta zona.

Consiguió montar una enorme granja avícola en la que llegó a tener diez mil gallinas ponedoras, tras la Guerra Civil, Gabriel Enríquez siguió con su granja avícola pero poco a poco fue perdiendo producción y acabó vendiendo estos terrenos para la creación de las urbanizaciones que existentes en la actualidad, el humedal artificial que ha quedado en su honor está protegido y es de gran valor ecológico.

Recorrimos la margen izquierda del embalse, haciendo una parada en uno de los puestos que los pescadores han habilitado para sus pacientes esperas.

Al llegar al muro de la presa, descendimos por una escalinata que da paso a una senda paralela al arroyo, hasta llegar de nuevo al aparcamiento, dando así por finalizado este bonito paseo con el agua como protagonista y que califico con 3,5 estrellas.
Paco Nieto

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