Distancia: 14,9 Km
Desnivel [+]: 578 m
Desnivel [--]: 578 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 6
Desnivel [+]: 578 m
Desnivel [--]: 578 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 6
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
Iniciamos la ruta en la rotonda que da acceso al Pont de Sant Blai de Bocairent (Bocairente), donde se encuentra el bar la Rotonda, y algunos aprovechamos la espera para tomar un café y así comenzar con más energía.
Todo apuntaba a que el tiempo atmosférico iba a ser agradable, a pesar de estar en diciembre y finalmente así fue.
Tras cruzar el puente y adentrarnos en las estrechas callejuelas del casco antiguo de esta localidad, nos dirigimos hacia el norte para atravesar otro puente, esta vez, se trataba del Puente del Santo Cristo, el más antiguo de Bocairent, y que antaño sirvió de acceso principal al pueblo.
Formado por un solo arco de medio punto y una ubicación espectacular sobre el río Clariano, es el inicio del empinado y zizagueante camino de acceso a la Ermita del Santo Cristo, ubicada en lo alto de una pequeña colina, que ascendimos, llegando por fin al santo lugar, que nos ofreció unas preciosas vistas de Bocairent y al fondo, las estribaciones de la Sierra de Mariola.
El conjunto histórico-artístico, fue construido en el siglo XVI y consta de tres edificios: el hostal (antiguo convento), la casa del capellán y la iglesia de estilo gótico valenciano, con el campanario adosado y cuya fachada, contiene un reloj de sol dibujado y un pantocrátor de piedra. Tuvimos suerte pues la pequeña iglesia estaba abierta y pudimos visitarla.
En su interior, la iglesia alberga una imagen de Cristo crucificado que data del siglo XV, conocida como el Santo Cristo de Bocairent.
Esta imagen es muy venerada por los habitantes de la población, quienes acuden en peregrinación a la ermita para rendirle homenaje y pedirle protección.
Como dato curioso, en una de sus paredes, pudimos contemplar toda una serie de objetos de cera colgados, sobre todo, partes del cuerpo humano en miniatura, como ofrenda al Santo Cristo para que obre milagros de curación de dichos miembros. Además de su valor religioso, la Ermita del Santo Cristo es también un importante centro cultural, donde se realizan conciertos, exposiciones y otras actividades artísticas.
Abandonamos el complejo y retomamos el sendero, llegando a un monumento que contiene una cruz de hierro y una inscripción en piedra que conmemora la Batalla de Camorra en 1873 (Tercera Guerra Carlista) que enfrentó a tropas carlistas y gubernamentales. El combate dejó 62 muertos y numerosos heridos, hecho que marcó profundamente a la población local, que tuvo que socorrer a los afectados. Este monolito señala la fosa común donde fueron enterrados los caídos en la batalla. El entorno conserva vestigios de trincheras carlistas.
Siguiendo el sendero, llegamos a un lugar sorprendente, la Cueva de Sor Piedad de la Cruz. Es una cueva natural, situada en una ladera rocosa. Con un interior sencillo, sin ornamentación y con un ambiente de recogimiento, que invita a la contemplación.
A pesar de no ser un santuario oficial, muchos senderistas y devotos la consideran un lugar de oración y reflexión.
Esta cueva fue el lugar donde Tomasa Ortiz Real, nacida en Bocairent y conocida luego como Madre Piedad de la Cruz, vivió un momento clave en su vocación religiosa, ya que durante su adolescencia, en un acto de profunda fe y determinación, se ocultó durante tres días en la cueva para orar, buscando claridad y fuerza para seguir su vocación. Este episodio marcó un punto de inflexión en su vida espiritual y es recordado como símbolo de su entrega y perseverancia frente a la oposición de su padre.
Retomamos la ruta por el sendero, iniciando un suave ascenso hasta el Alt del Quincaller (724 metros) que pronto desciende por el otro lado bajando, por un incómodo camino de piedras hasta tomar la Senda dels Enginyers, sendero que se adentra en un barranco encajonado entre altas paredes de rocas, algunas de color rojizo y que debe su nombre por ser el camino que utilizaban en sus desplazamientos, los ingenieros encargados de las construcciones de fábricas y molinos que nacieron con el auge industrial de dicha zona.
El sendero finaliza en el Parking del Barranc dels Tarongers, no muy repleto de coches a esas horas. De allí tomamos un corto camino que nos llevó a la carretera CV-81 por la que anduvimos sobre 300 metros hasta llegar a la zona del Pau Clar, espectacular paraje de pozas de agua cristalina excavadas en la roca por el río Clariano. El sitio invitaba al relax y descanso. Realizamos parada para reponer fuerzas y disfrutar del entorno.
Tras la pausa, iniciamos el camino de vuelta desandando el trayecto hasta el aparcamiento y una vez allí nos dirigimos a la Font dels Tarongers, con muy poca agua a consecuencia de la sequia que atravesaba el otoño.
La fuente marca el inicio del Barranc dels Tarongers (Barranco de los Naranjos), declarado Paraje Natural Municipal en 2007. Se desconoce a qué debe su nombre, aunque no hay una explicación oficial documentada sobre su origen, el topónimo sugiere una conexión con la vegetación o el uso agrícola de la zona en tiempos pasados.
A través del barranco, esculpido por el agua del río Clariano, entre montañas calcáreas, discurre un sendero que antaño fue el único camino (de origen medieval) que conectaba las poblaciones de Ontinyent y Bocairent.
Este sendero, a tramos, se convierte en escaleras esculpidas en la roca que facilitan su tránsito.
El interior del barranco alberga un conjunto de molinos del siglo XVI, fábricas de papel y textiles e incluso centrales hidroeléctricas, de las que hoy se pueden ver sur sus ruinas integradas en el paisaje.
Recorrimos unos cuantos kilómetros de barranco y en un punto cercano a Bocairent, nos desviamos para tomar un camino que nos llevó al lavadero de Ferris, un pequeño lavadero que nos cautivó por el agua cristalina que lo atravesaba.
Del lavadero cruzamos el Pont Vell para adentrarnos de nuevo en otras callejuelas de Bocairent, pero esta vez recorriendo la llamada Ruta Mágica, un bonitoprecioso tramo que discurre junto al Barranc de Bocairent y que ofrece magnificas vistas del entorno.
Acabamos esta bonita ruta en un restaurante de la plaza del Ayuntamiento, degustando un rico menú con platos de la zona. Por todo ello valoro con 4 estrellas sobre 5 esta interesante y bonita ruta.
Kika Silvestre
FOTOS
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