RESUMEN

Hoy 25 de agosto en la
Granja de San Ildefonso celebran
San Luis, patrón del municipio y por tal motivo encienden por la tarde 7 fuentes de los bellos jardines del Palacio.
Las otras fechas en que también se muestran estas fuentes son el 30 de mayo (San Fernando) y el 25 de julio (Santiago Apóstol).
Aunque el evento es gratuito, hay que sacar entradas, se disponen 5000 para este fin, por eso antes de las 10:00h, que es cuando abrían las taquillas, ya estábamos haciendo cola para obtenerlas y así poder comenzar la ruta que había preparado para pasar la mañana.
Daban hasta 5 entradas por persona, lo que aprovechamos para sacar también a otros compañeros que no iban a caminar, pero sí ver las fuentes.
Con las entradas en la mano, iniciamos la marcha descendiendo por la
explanada del Palacio, realzado por dos torreones y en medio
la Colegiala, franqueada por las dos
secuoyas gigantes conocidas como
el Rey y la Reina, plantadas sobre 1856 y cuentan con una altura de 42 metros, acompañadas por un
cedro del Líbano también de gran altura. La perspectiva que se ofrece a la vista desde estos jardines es bellísima.
Nos dirigimos a la
Plaza de los Dolores, presidida por su emblemática iglesia, con sus dos pequeñas torres laterales, donación de
Isabel de Farnesio en 1764 a la
Hermandad de los Dolores.
Se acabó en 1767. Templo barroco muy sobrio. Conserva en su interior la imagen de la patrona, la Virgen de los Dolores, realizada por el gran escultor Luis Salvador Carmona. La plaza estaba muy animada por los preparativos de las fiestas.
Tras cruzar la plaza, pasamos junto a la antigua
iglesia de Pío XII, también llamada Iglesia del
Convento o de Santa Isabel (siglo XVIII), con elementos propios del estilo neogótico, reconvertida en
La Farm Studio, un espacio creado para desarrollar eventos particulares y de empresa.
Al poco, nos desviamos a la derecha para acercarnos a ver la cúpula del
pozo de nieve. Fue construido en 1736 por encargo real para abastecer al pueblo, que se creaba entonces, fue sufragado por los vecinos con un impuesto especial.
Se rehabilitó en el 2011 como equipamiento cultural, dejando ver el pavimento originario de losas de barro, cubierto ahora por un suelo de cristal, y las paredes de piedra con una profundidad de más de ocho metros y una cúpula de cristal, que emula una gigantesca bola de nieve.
Al alcanzar la
Plaza de Toros, continuamos por el sombreado
paseo del Molinillo, junto a la tapia de los jardines para, dejando a la izquierda la
urbanización Seo de Urgel, ascender por la empinada pista
por la ancha pista de la cañada del Puente de las Merinas, que paralela al muro de los
Jardines del Palacio, serpentea hasta alcanzar
El Esquinazo, donde el muro gira 90º.
Durante la subida pasamos junto a la
fuente Fría, unos metros alejada de la pista, a nuestra izquierda, y la de
los Helechos, junto a la pista, también a la izquierda. Ambas con un hilo de agua saliendo de sus caños.
Al llegar a lo alto, en una pronunciada curva, dejamos la pista y nos desviamos a la derecha, pasamos un portón y a los pocos metros nos acercamos a ver la fuente del Esquinazo, de la que apenas salía agua.
Un poco más abajo, unas rocas proporcionan un excelente mirador con amplias panorámicas de
la Granja y su entorno, en ellas nos hicimos la foto de grupo.
Mi idea era descender junto a la tapia hasta la fuente de la Plata, pero Carlos R propuso acercarnos mejor a ver la Cabaña del Pastor y evitar así la pronunciada bajada que hay por el sendero de la tapia.
Algo escondida, la cabaña ofrece un posible cobijo en caso de inclemencias, cuenta con una buena techumbre, bancos y una mesa. Explorado el lugar, regresamos sobre nuestros pasos hasta dar de nuevo con el sendero que desciende al encuentro del
arroyo Morete, no sin antes desviarnos a la derecha a ver la
fuente de la Estrella, con agua, y un banco de madera situado en la vereda.
Una vez alcanzado el
puente de madera sobre el
arroyo Morete contemplamos un pino con un
Cristo en su tronco con la inscripción "
Yo soy, el camino, la verdad y la Vida".
Dejando de lado la Senda de los Carneros, continuamos de frente por un bonito sendero que pronto alcanza el Rincón del Abuelo, junto al puente de madera que cruza el arroyo de los Carneros, idílico lugar con el encanto del agua saltando entre las rocas bajo la sombra de los pinos.
Continuamos por el sendero, dejando el desvío que baja al encuentro de la
fuente de la Plata a la derecha, hasta alcanzar el
Camino forestal Majalapena, que enseguida abandonamos para continuar por un sendero junto a una acequia seca en
la Tolla de los Guindos, que va a dar al
arroyo de los Neveros y enseguida, al
arroyo de la Chorranca, éste último con plataforma de madera que facilita su paso.
El fresquito de la mañana dio paso, con el sol, a algo más de calor, lo que unido a que ya pasaban las 12h, la pregunta que se hacían todos era ¿cuándo paramos para tomar el tentempié? y mi respuesta: ya falta poco para llegar a la
Cueva del Monje, ahí pararemos.
Y efectivamente, al poco, tras alcanzar la pista que pasa junto a ella, enseguida nos desviamos para postrarnos bajo esta impresiónate roca, que a algunos le recuerda a un dolmen y a mi la boca de un tiburón.
Junto a este lugar de leyenda, a la sombra de unos pinos nos tomamos la fruta, frutos secos habituales, más unos bollos preñados de chorizo que Carlos R había comprado en
la Granja y que estaban deliciosos.
Tras el descanso, continuamos por el sendero que frente a la cueva desciende hacia la fuente de los Guardas de la Cueva del Monje, con un caño del que botaba más agua de la esperada. El bonito sendero, plagado de helechos dorados por el sol, entronca con la pista que sube a la Cueva del Monje y acaba en el arroyo de Peñalara.
La mayoría lo cruzamos por el puente de madera que facilita su vadeo y, al poco, giramos a la derecha para continuar por una pista que cruza el
arroyo del Prado y llega al
Prado de Vega, pelada pradera, cruce de caminos, donde el sol se hacia ya notar.
Continuamos por la pista que sale en dirección sur, para al poco dejarlo por un sendero, a nuestra derecha, que cruza el arroyo del Miedo, y que al estar seco no parecía tener un nombre muy apropiado.
El sendero acaba en la carretera
CL-601 que baja del
Puerto de Navacerrada a
la Granja. Con cuidado la cruzamos para alcanzar enseguida el aparcamiento del
área recreativa de Los Asientos.
Aquí el calor era ya manifiesto y andábamos buscando las sombras de los árboles para evitar acalorarnos aún más. Por eso ahora la pregunta era: ¿cuándo vamos a llegar a la presilla para refrescarnos?. No faltaba mucho, pero es verdad que al tener el agua del Eresma tan cerca y no poder refrescarnos, impacientaba el ánimo un poco.
Tras la
Vuelta de los Perales, pasamos por la curiosa
fuente de Máximo y enseguida llegamos al puente de madera sobre el
arroyo de Peñalara, bajo el
Acueducto de Valsaín y el
Puente de los Canales, que no es romano, como parece, sino que fue levantado en el siglo XVI bajo la dirección de
Luis de Vega para llevar el agua al
Palacio de Valsaín.
Frente al acueducto, un portón, da paso a una pradera junto al
río Eresma y a la
fuente del Cañito de San Pedro, que estaba completamente seca.
En la refrescante pradera, viendo nadar a los patos, paramos a dar cuenta de los bocadillos. Algunos, antes preferimos refrescarnos en la heladas aguas de la cercana Presilla de los Canales.
Tras el largo descanso, continuamos el camino, volviendo sobre nuestros pasos, para enlazar con el
Camino de la Máquina, que nos deja en las primeras casas de la
Pradera de Navalhorno. Pasamos junto a la casa de nuestra amiga Rosana, cruzamos la carretera
CL-601 y callejeando buscamos la serrería que da paso al
Sendero de los Reales Sitios.
Como el sol caía de plano, pocas sombras teníamos para mitigarlo entre los pinos y los robles, por eso aligeramos el paso, cruzamos el
puente Negro sobre
arroyo de la Chorranca y al poco el
puente Blanco sobre
arroyo del Rastrillo.
La pista asfaltada nos deja ante la Puerta de Cossio, situada justo detrás de la fuente Baños de Diana, hoy en día cerrada.
Bajamos un poco, y al poco nos desviamos a la derecha por un pequeño sendero que bordea la tapia de los Jardines, evitando así pasar cerca de la carretera.
Continuamos por el Paseo de la Faisanera hasta llegar a la puerta principal de entrada a la explanada del Palacio.
En la terraza del
bar la Chata descansamos un rato mientras nos tomábamos algo, antes de iniciar el segundo objetivo del día, contemplar el sucesivo encendido de las fuentes:
La Selva, Neptuno y Apolo, el Canastillo, Ocho Calles, las Ranas, Baños de Diana y la Fama.
Con ello dimos por terminada esta larga y agotadora jornada, pero llena de alicientes, que bien merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto